Después de tener a tu bebé, una de las grandes preocupaciones es establecer la lactancia y continuarla en el tiempo lo más posible, de acuerdo a tu estilo de vida.
Asegurar que tu bebé continúe tomando “leche materna”.
Regreso al trabajo o actividades que requieren que te separes de tu bebé.
Un viaje, una enfermedad, una cirugía.
Que alguien más te apoye alimentando al bebé con leche materna.
Intenta comenzar entre 3-4 semanas antes de regresar al trabajo, pero después de haber establecido una lactancia con tu bebé.
El extractor (manual o eléctrico) no será jamás tan eficiente como tu bebé, el volumen que extraigas será variable, no te agobies y no representa lo que come tu bebé cuando lacta.
Aprovecha las primeras tomas de la mañana y la madrugada porque durante la noche suele elevarse la prolactina y aumenta el volúmen de leche.
Puedes intentar extraerte de un seno mientras amamantas a tu bebé con el otro, suele funcionar muy bien.
Si no te sale bien a la primera, recuerda que la práctica te dará confianza y experiencia.
Cuando extraigas leche puedes estimular el pecho con un cojín caliente o un suave masaje, también sirve oler alguna cobija o prenda de tu bebé.
Arma tu extractor y asegúrate de saber usarlo.
Almacena la leche en pequeñas porciones (50-100 mL), de esta manera no se desperdicia la leche sobrante. Puedes almacenar la leche en pequeñas bolsas para congelar. Es recomendable marcar la fecha de extracción y la cantidad con tinta indeleble y acomodarlo al fondo del congelador para que no se rompa la cadena de frío cuando se abre la puerta.
Acomoda las bolsas de leche congelada para que las uses: “primeras entradas, primeras salidas”.
La leche materna descongelada NO se debe volver a congelar.
Usar un extractor eléctrico suele ser más efectivo que uno manual.
La leche materna se puede descongelar bajándola al refrigerador o sacándola a temperatura ambiente.
Evita usar baño maría y microondas.
La leche materna se separa al estar contenida, trata de incorporar la base líquida y la grasa suavemente, evita agitarla como si fuera fórmula porque puede “saponizarse” y tener un gusto a jabón.
El color de la leche materna varía, puede ir de blanco, a beige, a crema, a amarillo en todos sus tonos, es normal.
La composición de la leche materna también es variable, en ocasiones será muy densa y otras veces muy líquida, recuerda que se adapta a las necesidades de tu bebé todo el tiempo.
La leche materna que se descongeló puede calentarse y si sobra, puede conservarse en el refrigerador y volverse a calentar por más de 12 horas.– No revuelvas sobrantes de leche.
La leche materna tiene un olor agradable, si percibes un mal olor u ácido probablemente no sirve esa toma para ofrecerla al bebé.
Si tu producción es abundante y tu reserva es mucha, siempre puedes ser donadora de leche materna, la cual alimentará a muchos bebés con lo mejor de ti.